El otro día en
los locales de ensayo me encontré un amiguete que hacia algún
tiempo no veía, fue de aquellos que la vida lo arrastro por donde le
dio la gana porque no tenia ni pizca de personalidad, era lo que la
situación marcaba en cada momento… así de simple. Observe un
notable cambio en él, se empeño en hacerme ver que había adquirido
“personalidad” pero ya sabéis, hay algunos imbéciles que
equivocan los términos y acaban creyendo que tener personalidad es
convertirse en un autentico borde o en un estúpido inaguantable que
esta pendiente siempre de contradecir lo que dicen los demás para
así dar a entender que tiene criterio propio, y para colmo van
dejando la cagada por todos los sitios por donde pasan sin darse
cuenta que se han convertido simplemente en seres insoportables y
muchas veces acomplejados intentando sacar pecho por donde pisan a
cuenta de opiniones ridículas generalmente que ni ellos mismo
sienten ni padecen, pero la cuestión es parecer que parecen algo.
La gente que yo
conozco con personalidad no hace ningún esfuerzo por poner de
manifiesto su autenticidad porque si lo tienes delante se palpa, se
intuye y llegado el momento actúan en consecuencia, muchas veces
reservan su opinión porque saben que quizás no es el lugar ni se
dan las circunstancias propicias (muchas veces por respeto ) de hacer
un exhibicionismo de conducta, a diferencia de los otros soplapollas
saben cuando el silencio es la mejor opción, saben que muchas veces
es mejor callar que dañar, observar que juzgar o esperar que
espantar…. yo por si acaso me voy hacer un bocadillo de alcachofas.
Patxi Sagarna