Hay días en que las calles parecen un hervidero de ejecutiv@s de Wall Street,gentes vociferando como locos y haciendo aspavientos con las manos con una celeridad frenética mientras se comunican presumiblemente con alguien por el pinganillo. Probablemente la conversación que mantienen sea de lo mas banal del mundo,pero el aparato pegado a la oreja y el café rápido en la otra mano(otro clásico de las películas americanas) dan un aire de intelectual agresivo,de hombre o mujer de negocios que se dirigen a la oficina a cerrar algún tipo de transacción millonaria y que, por el camino ,están ultimando los últimos detalles del mismo.Somos l@s palet@s del pueblo actualizados,aquellos que tan bien encarnaban en el cine Tony Leblanc,Venancio Muro o Maria Luisa Ponte.Hemos perdido el sentido del ridículo,nos encanta inmitar a ese tipo de personaje acaudalado ,de la High Class,a ese soldado universal,a Bruce Willis,a esos marines o policías en misiones de alto riesgo conectados permanentemente por el susodicho pinganillo al Pentágono.
En definitiva,nos da vergüenza ser pobres y que se nos note,pero mientras tengamos tarifa plana...el resto que se lo peleen los jubilados en la calle.Nuestra capacidad para absorber lo irrisorio es asombrosa,parecemos una comitiva de perturbados hablando solos por la calle.A veces ,estas pequeñas pero continuas ostentaciones tecnológicas nos hacen aflorar(cada vez mas) el personaje frustrado que llevamos dentro.En este apartado los que se llevan un sobresaliente son algunos energúmenos que trabajan para las empresas de seguridad,solo les falta pintarse la cara en plan camuflaje y andar reptando por los suelos del Eroski,de Renfe o del Fnac con un lanzagranadas o un fusil de asalto .Pero de esto ya hablaremos otro día .Patxi Sagarna.
