Me llama un amigo por un asunto que, según el parece que le urge. Quedamos en la terraza de un bar de la plaza Easo en Donosti. Cuando llego le veo sentado con el móvil en la mesa y una sonrisa de idiota que me hace sospechar que el encuentro va a ser breve. Me siento, le saludo, y el justo levanta un poco la cabeza para responder al saludo e inmediatamente volver a su delirante actividad telefónica. En un momento de soberbia me dice- ahora te atiendo- como si yo hubiese requerido de su presencia. El camarero tarda unos cinco minutos en traernos la consumición, mientras el muy imbécil sigue engullido en su comedia ridícula. No tengo la mas mínima tolerancia hacia este tipo de personas, maleducados, inmaduros, que desprecian y te hacen perder tu tiempo sin ruborizarse los mas mínimo. Algunos a esta falta de educación la llaman phubbing y que, no es otra cosa que, un montón de idiotas despreciando a la persona que tienen en frente con su desmesurado y obsesivo uso de sus teléfonos. Según expertos en el tema no es mas que un trastorno que influye en la capacidad de autocontrol del usuario. No son capaces de estar mas de dos minutos sin tener el impulso de mirar al celular, es decir, enfermos obsesivos patológicos que, en algún lugar recóndito de sus teléfonos son los reyes o reinas de la fiesta, los tont@s de turno que tienen que alegrar a otros cretinos de la misma calaña las 24 horas del día. Así que, nada mas tomar la consumición le dije a mi colega que iba al baño ( el ni se inmuto) y me marche. A los veinte o treinta minutos de haberme ido parece que cayo en la cuenta. Me hizo dos o tres llamadas que no cogí y me mando algunos whatsapp que tampoco conteste.
Eran las fiestas de San Juan de Hernani, una amiga a la que no veía desde hacia tiempo me llamo para quedar para comer, me pareció una buena idea. Nos vimos, nos dimos dos besos, nos sentamos en la mesa para pedir la carta para comer, saco el móvil y se jodió. De vez en cuando levantaba la cabeza para preguntarme: que es de tu vida ? y volvía otra vez a su estúpida obsesión. Saco fotos de la comida que iba enviando al momento, ella también se saco varias fotos con cara de idiota, saco fotos del lugar y hasta del camarero. Mientras ella subía todo el arsenal un montón de bobos acomplejados y sin un mínimo de auto estima como ella iban mandándole memes estúpidos. Intentar mantener una conversación con una persona de este tipo es un autentica perdida de tiempo. Durante un segundo te miran a los ojos para volver inmediatamente a su obsesivo patio de enfermos mentales. El bar donde comimos aquel día tenia dos puertas, así que me levante, fui a la barra, deje la comida pagada y me marche sin decirle nada. Al igual que mi otro amigo, en cuanto noto que mi ausencia era mas larga de lo normal me empezó a llamar por teléfono y ha mandar mensajes a los que, evidentemente, no hice ni puñetero caso. Tengo varias "anécdotas" de este tipo que han terminado de similar manera. No soporto a esta cuadrilla de trastornados mentales enfrascados en un teléfono móvil que son incapaces de sostener una conversación sin mirar cada minuto al celular. Irrespetuosos para con la, o las personas que tienen enfrente. Admiradores de la vulgaridad, de la ordinariez, de la grosería chabacana y con pocas luces. Entretenimiento para idiotas poco exigentes y adictos al consumo de internet y las redes sociales. No tienen el mas mínimo autocontrol lo que acaba convirtiéndose en una severa adicción. En algunos casos hasta tienen dobles vidas o funcionan a escondidas, han normalizado su comportamiento sin ruborizarse. No sueltan el celular en ningún momento, necesitan tener la "droga" cerca, como el alcohólico el vino. Generalmente este tipo de personas buscan la recompensa o gratificación instantánea, o la necesidad de escapar de situaciones o problemas emocionales. Este consumo desproporcionado, como en otras adicciones, hace que el cerebro libere dopamina, lo que termina generándote una autentica adicción. En definitiva, si te encuentras con un perfil de estos, es mejor que no pierdas el tiempo y salgas por la puerta de atrás.
Mientras me comeré un bocadillo de mortadela con salsa de ancas de rata y revuelto de uñas de jirafa.
Patxi Sagarna.