El otro día, en el escrito anterior comentaba que en este país
tenemos la autoestima por los suelos. Será que venimos de una época en la que
perdíamos el culo por las suecas en Torremolinos, cuando una excursión de
rubias guiris en mini short podía
alterar la vida de un pueblo entero. Hubo un tiempo en que Ramón, Manolo o Juan
no tenían nada que hacer frente a James, Bob o Michael (aunque los tres
primeros serian un medico, un abogado y un arquitecto) ser guiri aquí se
cotizaba muy alto, lo mismo en versión femenina que masculina. Seguramente que
en su país de origen eran lo equivalente al tonto del pueblo, pero daba igual,
un extranjero en aquellos tiempos era de lo más preciado. La cosa con los años
no ha cambiado, siguen en alza, no hay nada más que ver a nuestros políticos abriéndose
paso a codazos con tal de aparecer en primera fila, en alguna foto al lado de
algún psicópata soplapollas americano, europeo o similar, creyéndose que eso les
va hacer más importantes, más interesantes y sobre todo más creíbles. Y así
llevamos años, en la parte de atrás, oliendo a mierda y lamiéndoles el culo a
franceses, americanos, alemanes o ingleses. Aquí, para que una noticia tenga
veracidad tiene que venir avalada por algún medio o fuente extranjera, dicho de
otra manera, lo de aquí cuando menos es dudoso y lo que tiene peso es lo que
diga un James, un Michael o una Margaret. No es igual el diagnostico de un médico
de Ponferrada que lo que diga un médico de Múnich, Nueva York o Paris, aunque los cuatro digan lo mismo, en francés,
inglés o alemán tiene mucha más fiabilidad, fundamento y profesionalidad. Además,
da la impresión de que la valoración de
un doctor que se llame Paco no es como para tomársela muy en serio, y si es
mujer los perjuicios aumentan.
Esto no solo pasa con la política, también con el cine, con
la música y la cultura en general. Entre la opción de ver a un grupo de aquí y
otro extranjero, siempre obtendrá más boletos la alternativa guiri, y eso
ocurre ya por defecto, por inercia, suponemos que hay más calidad en lo que
pueda tocar un tal Steven (que lleva una larga peluca rubia) que en lo que
pueda hacer Julián, que aparte de músico también es albañil. Con el cine otro
tanto de lo mismo, vamos de cultos pero nos tragamos toda la morralla “made in kaka
forever EEUU “con silicona, cuerpos esculturales y millones de efectos y defectos
especiales. Aquí actores o actrices como Florinda Chico, Teresa Gimpera,
Rafaela Aparicio, Alfredo Landa, José Luis López Vázquez o el mismísimo Andrés
Pajares han hecho películas de quitarse el sombrero, pero siempre serán recordados
(junto a otros muchos) como los paletos del cine español .Y de cultura mejor no
hablar, admiro a la gente que llega aquí y trae consigo en su maleta sus
costumbres, su ritmo y su religión para mantenerlas, y además nos exigen con
uñas y dientes que se las respetemos. Mientras, nosotros andamos haciendo
malabares con discursos ya insostenibles, reinventándonos y requeté
inventándonos para tener contento a todo el personal (no vaya a ser que sus
respectivas embajadas o presidentes nos den un tirón de orejas) .Somos
unos acomplejados disfrazados de solidarios y de buen rollito con ganas de
impresionar, pero la realidad es que nos consuela ver que por fin hay gente que
está más jodida y necesitada que nosotros, y que por una vez en la vida parecemos
hasta algo al lado de ellos, nos sentimos útiles dentro de nuestra propia
inutilidad, por unos instantes creemos
ser como James, Michael o Margaret ,grandes, importantes ,héroes ,salvadores, majos,
imprescindibles, guiris .De alguna forma ,eso nos sirve de anestesia para olvidarnos
de las veces que nos dan una y otra vez por el culo .El mal de otros ejerce de bálsamo , nos sube
la autoestima y hace de analgésico anal y emocional. Y así anda el
patio, lo que antes era una biblioteca es ahora un Mc Donalds, lo que era una
tienda con productos de la tierra es ahora una pizzería, aquel bar donde se
escuchaba buena música ahora apesta a reggaetón, aquel trozo de playa tranquilo
ahora está lleno de borrachos que vienen hacer aquí todo lo que no les dejan hacer en su pais, aquel
club social (que hacía las veces de puti club o asociación de vecinos) es ahora
una mezquita o un Burguer King ,aquellos que se llamaban Carlos y Pepe ahora se
hacen llamar Charles y Joey. No creemos en Dios pero decimos amén a todo.
Mientras, nosotros tiramos nuestro salero, nuestro talento, nuestra gracia,
nuestros valores y nuestras
costumbres por la ventana. Una cosa es
cierta, solo se nos va a conocer por ahí fuera por ser un paìs que se deja
humillar fácilmente, por los toros y por los nefastos conciertos de Enrique
Iglesias. Yo mientras, me comeré un bocadillo de tocino con almorranas de
elefante en salsa verde con almejas y menestra de caracoles con mortadela.Patxi
Sagarna