Desde que tuve un accidente de autobús, la espalda y la zona
lumbar me juegan malas pasadas. Llevo varios días así. El médico de guardia me
ha recetado unos sobres y entre sobre y sobre me ha dicho que me “atiborre” a
nolotiles .A mí los medicamentos que no tengan componentes que terminen en ina …la
verdad es que no me inspiran demasiada confianza, de hecho, mi primera novia era
todo un presagio ,se llamaba Paulina y de apellido Urbina.
Acabo de dejar a un amigo, es tarde y voy a coger el
autobús, veo una farmacia abierta a lo lejos y decido ir a comprar los malditos
sobres. Hay tres mostradores, y la farmacéutica una señora de unos 60 años está en el primero. Le doy el papel y ella me
contesta que ese mostrador es solo para productos de homeopatía, al mismo
tiempo que me pregunta que es lo que me ocurre. Le cuento la historia y me
sugiere que tome unas bolitas que ella misma toma por una serie de contusiones
que tuvo en la espalda, yo miro el
bolsillo (ando tieso de liquidez) pero al final me convencen sus argumentos
folklórico-homeopáticos .Por si las moscas paso al siguiente mostrador (que es
el de medicina convencional) para recoger la receta y asegurarme el “éxito”.
Viene la misma señora y me pregunta, ¿qué quieres chaval? Yo le contesto que
soy el mismo que hace 5 segundos estaba en el otro mostrador, y que no es que
no me fíe de las bolitas, pero por si acaso quiero coger el medicamento que me
ha recetado el médico, ella mira la receta y mientras busca el potingue me
habla de lo milagroso del mismo, que es mano de santo, que ella lo tomó para no
sé qué narices y que le funcionó de perlas. Tómate tres sobres chaval (lo de
chaval me produce un efecto casi-curativo) y ella que es mas psicóloga que
farmacéutica lo sabe .Al ir a salir de la farmacia me paro en el tercer
mostrador a leer un cartel, inmediatamente tengo ahí a la señora otra vez ,¿te
interesa algo chico? me pregunta ,mientras que con la otra mano me señala una
pomada que me podía ir muy bien para la espalda. También me indica un bote que
contiene unas píldoras que tienen no se qué vitaminas o componentes y que
según su infalible ojo clínico me vendrían como anillo al dedo. Yo, que soy
alérgico a la moderación termino comprando el lote entero con el
consiguiente riesgo de acabar la noche en urgencias haciéndome un lavado de estomago.
Porque claro, aparte de lo recetado por el médico y lo sugerido por la
farmacéutica, ahora hay que añadir mi propio diagnostico, el de los amigos y el
de internet(con sus consiguientes
recetas o remedios caseros)y esos sí, esos son para terminar en la UVI, en un
after hasta las tantas de la madrugada, en el proyecto hombre o en comisaría. La última vez que tuve un
dolor de muelas vino mi colega Trosky (de profesión sus trapicheos) me trajo
dos pastillas, me las tomé y no recuerdo nada mas. No sé si me desvalijó la
casa o me dio por las tabas, eso sí, el dolor de muelas desapareció. En definitiva
amigos, un día como otro cualquiera. Mientras me comeré un bocadillo de
garbanzos con codeína rebozados en salsa de queso con aspirina y crema de
morfina al ajillo con callos .Patxi Sagarna.