No salimos de una MANADA de perturbados y, sin apenas tiempo
para digerir el empacho de machismo, intento de confusión y manipulación de
todo tipo, nos encontramos con otra MANADA de “corderos” en versión infantil.
Se hacen llamar THE GHETTO FAMILY y, en su corto recorrido, ya han sido capaces
de generar terror, daños físicos, hurtos, robos con intimidación y agresiones
sexuales a una chica en Barakaldo , una paliza a otro joven al que le han
dejado ciego de un ojo y, por fin, el
intento de robo y muerte de Ibon Urrengoetxea, el cual les ha encumbrado a la
categoría de peligrosos, gente importante (como los consideran
en su mundillo) con habilidades delictivas de todo tipo y capaces de ser
portada de periódicos, radio y televisión . No contentos con su heroicidad y
para redondear sus hazañas, han terminado
mofándose de sus andanzas a través de la red social. Son menores que ya han
demostrado aptitudes y capacidad más que sobrada para el delito. Parece ser que
la banda está formada por gitanos y marroquíes, un dato a su favor si tenemos
en cuenta que aquí con la delincuencia foránea hay un alto grado de
permisividad. ¡Y que nadie me venga ya con el cuento de racista ni chorradas
por el estilo! Que ya estoy harto de oír eso de algunos que hasta ayer mismo,
llamaban churrianos, muertos de hambre, españoles y otras lindezas a los
inmigrantes andaluces, extremeños y demás que venían aquí, a Euskal Herria, a
intentar ganarse el pan y labrarse un futuro. Que la solidaridad y el buen
rollete con todo hijo de vecino no lo receta el médico, ni lo venden en la
farmacia en pastillas, ni nace así, de la noche a la mañana… ¡a otro perro con
ese hueso!
Aparte de los costes de todo tipo que han traído consigo las
fechorías de los delincuentes estos llamados THE GHETTO FAMILY, ahora tendremos
que hacer frente de forma económica y comprensiva a un sinfín de recursos de
tipo social, educativo, psicológicos y de reinserción, con el fin de que estas
pobres almas y otras futuras puedan reconducir su destino.
Esta noticia ,vino en un momento en el que estaban en la
palestra mediática las mafias que hay para trasladar a jóvenes marroquíes a
Euskal Herria, y del sablazo a Lanbide de casi cuatro millones de euros en
ayudas, perpetrado y bien organizado por una banda de pakistanís (de LANBIDE ya
hablaremos otro día). Pero una cosa que me llama poderosamente la atención, son
los esfuerzos ya casi imposibles que hacen algunos políticos y gente afín
(tertulianos enchufados, en nómina, que lo mismo valen para un roto que para un
descosido) con ese discurso milimetrado, ajustado a sus intereses, indulgente,
protector e inviable ya para con este tipo de delincuentes, pero que les
empieza a generar un grave problema de desgaste hasta con su propio electorado,
que se aleja cada vez más de estas formas estudiadas de gestos y vocabulario
transigente.
Cuando la preocupación y el desasosiego empiezan a ser algo
cotidiano en las vidas de algunos vecinos, la gente se olvida de las siglas y
lo que exige son hechos, realidades y soluciones. Tengo la sensación de que
estamos pisando un subsuelo de
indignación, impotencia y cabreo, y que
algunos lo intentan despistar minimizando los hechos y llevándolos al terreno
de lo casual o el infortunio. Este subsuelo comienza a dar muestras claras de
enfado y hartazgo y, puede que en cualquier instante y bajo cualquier pretexto,
o ante nuevas situaciones como las antes
mencionadas, esto estalle en forma de indignación popular.
¡Y dejad de hacer ya
el papel de curas samaritanos, salva patrias, haciéndonos sentir culpables de
todas las miserias, guerras y desgracias que hay por el mundo! que si hubiese políticos de altura o se haría
política como es debido, ¡no tendríamos que hablar de esto cada dos por tres!
.Patxi Sagarna