Como ocurre casi siempre en la mayoría de estos casos en
los que una sentencia hace que la dignidad de los ciudadanos quede humillada,
doblegada y degradada, la mayor parte de esa indignación queda esparcida en
unos cuantos post por la red social, mientras que la agresividad (cuando la
hay) queda plasmada o reflejada en unos cuantos gritos o mamporros en unas
viejas cazuelas. Tenemos brotes puntuales de irritación y cabreo, pero que se
derriten fácilmente con el bochorno de otra injusticia. La mala leche se nos ha quedado dormida en el
sofá con los telediarios, o en los mundiales de futbol, o quizás desperdigada
por algunos bares entre copas e intenciones pasajeras. Si a eso le sumamos lo
de que la constancia no es una de nuestras mejores cualidades, el resultado es
el que es. Nos quedamos dormidos entre sopapo y sopapo, es como si, cuando
llegara el domingo por la noche ya no habría nada que hacer hasta el próximo viernes.
Somos expertos en dejar espacios en blanco, un vacio de lucha y de compromiso
que el sistema lo aprovecha, porque el sistema no descansa “trabaja “de lunes a
viernes y festivos. Nos han inculcado ese mensaje en plan FLOWER POWER de que aquí,
con la violencia no se consigue nada, y ese slogan facilón y de buen rollito
nos lo han colado los que precisamente
defienden sus diferencias e intereses a base de hostias, bombas, tiros y
aviaciones pesadas que nosotros pagamos, y que utilizan para defenderse de la
ambición de otros que son como ellos. Ahora nos hemos vuelto todos unos
correctos pacifistas, de esos que se sientan en una carretera, o en un juzgado,
de forma pacífica, a esperar a que vengan los maderos de turno para inflarte a hostias y luego poder colgar los videos en YouTube. Seguramente que con la
violencia no se arregla nada, la teoría es esa, la realidad es otra muy
diferente, porque este Pais lleva muchas décadas apestando a cuarteles, torturas, uniformados, represión,
pistoleros a cada dos metros, y si no que se lo pregunten ahora a los catalanes.
Vivimos engullidos entre tanta miseria, tanta penuria y tanto hijo de la gran puta que ya no nos
llega el cabreo para todos. La palabra PRESIÓN ha quedado totalmente
desvinculada de nuestra agenda y de nuestra actitud de rebeldía como pueblo, es
un simple fantasma que de vez en cuando transita
por la redes sociales de forma cada vez
mas mezquina y frívola .Hemos optado por ese formato de lucha tan HAPPY y de
buen rollete, que cualquier día esto termina con entrega de flores a los antidisturbios
en un ambiente de total camaradería folkloriko festiva, mientras estos sacan
espuma por la boca. Aún recuerdo esa canción que decía: A LAS BARRICADAS A LAS BARRICADAS!!!
y que ha quedado en eso, en una simple melodía que entonamos de ciento en
viento, cuándo el copeo, el patriotismo barato ,la nostalgia o la farlopa nos
llegan hasta las orejas. Quizás empecemos a funcionar el día que nos atraviesen el alma, pero entonces,
ése día…igual ya es demasiado tarde.Patxi Sagarna