El otro día me quede paralizado frente al televisor en un
estado semi comatoso, de bloqueo y babeo
mental mientras iban pasando por delante de mi atontada mirada un anuncio tras otro. Esto está
degenerando tanto (me dije) que cualquier día veremos a la manada anunciando
profilácticos. Si para anunciar el tinto
de verano, que no es otra cosa que el puto vino guarro de toda la vida
con gaseosa, tienen que recurrir a un desproporcionado exceso de traseros
y escotes, el día que anuncien Viagra
por televisión esto va a parecer Sodoma y Gomorra. Y qué decir de los anuncios
de cremas solares, solo faltan las manos solidarias de los vecinos frotando
la espalda de los anunciantes, para después terminar
todos embutidos en cosmético y en
medio de una orgía de barrio monumental. Uno al final, no sabe si lo que
estaban anunciando era una crema para el sol, un lubricante o un nait club. Lo
de los preservativos tiene su punto, siempre están encima de la mesa, o de posa
vasos y en un lugar visible, es decir, de improvisación nada de nada, la intencionalidad de follar es clara desde un principio.
Hay tal grado de mensaje subliminal de contenido sexual en
la publicidad, que ya no sabes si te están anunciando un cepillo de dientes
eléctrico o un consolador. Y si ya nos metemos de lleno en los anuncios de
bebidas refrescantes apaga y vámonos, eso es lo más parecido a una bacanal o
una Stripper Party .No sería de extrañar, que en un futuro cercano saldrían
bellos cuerpos estilizados, luciendo torso y figura, con grandes cabelleras o
melenas, en una playa del Caribe en
tanga o tapa rabos, o en una discoteca de Miami Beach, para terminar anunciándonos
unas “magnificas “sensuales y afrodisiacas sesiones de quimioterapia.
Supongo, que detrás de todo esto habrá un montón de gilipollas
publicistas, de estos que ahora se hacen llamar agresivos, con exceso de
películas americanas, engominados en plan Michael Douglas en el LOBO DE WALL SRTEET,
con trajes y zapatos caros, y esos calcetines finos que por algún motivo que
desconozco dejan un olor a pies insoportable. Tipos que no saben anunciar una
aspirina o un paquete de lentejas sin poner un culo, dos tetas o un poster de bomberos,
estúpidos tontolabas, simplones, retrógrados y repetitivos, y que viendo su
bochornosa y casposa publicidad, hasta una película de Esteso y Pajares a su
lado parece progre. Seguimos anclados en
la España de las suecas y los Rodríguez, con menos celulitis y unos cuerpos un
poco más atléticos pero con una sesera publicitaria que atufa a podredumbre.
Yo, mientras veo más anuncios me comeré un bocadillo de anchoas untadas en
crema nívea con riñones de mosca al jerez y caldo de uñas de dedo meñique de
lagartija. Patxi Sagarna