Todas las promesas que hiciste en la Noche Vieja del 2023 para el nuevo año 2024 y que, seguramente, por miedo o pereza terminaron en saco roto o en frustración son, seguramente, las mismas que este fin de año del 2024 has hecho para el 2025 pero que terminaran aparcadas nuevamente para el 2026. Es así como los años terminan resultando frustrantes, agónicos, repetitivos. Vas viendo como tus sueños, tú cuerpo y tus emociones se van marchitando y, el pensar y pensar para no hacer absolutamente nada después se convierte en una especie de "labor cotidiana" que termina pasando factura. Tanto posponer las cosas produce desencanto, angustia, inquietud, ansiedad, incertidumbre, congoja, desconsuelo. Ver como tu vida se convierte en una especie de relato repetitivo, ver como tus pactos contigo mism@ no tienen ningún recorrido, sentirte a ti mism@ hablar y tener la sensación interior de que eres un loro de repetición acaba por desgastar a uno mismo. Y si ya eres de los que esperas de que las cosas cambien por inspiración divina o política, vas listo. Otros, aguardan sentados a que llegue una especie de ángel caído del cielo y les resuelva la ecuación. Cada uno afronta y despista el naufragio a su manera. Algunos, estarán ahora mismo muy probablemente enfocando sus pensamientos en las vacaciones de verano, ésta, suele ser una de las formas mas estúpidas de entretener y distraer al vacío. Y llega un día en que las luces del cine se encienden porque la película ya se ha terminado y tu solo te has enterado del ruido de las palomitas y poco mas. Al final, ni has visto la película y lo que es peor, ni has participado en ella. Y llegara el 2027 o el 2028 y ya ni si quiera habrá promesas postizas que hacer porque las cosas se te fueron de las manos hace tiempo. Ya ni si quiera invertirás tiempo en pensar en las putas vacaciones de verano, el desencanto ya será absoluto. Aguantaras el día a día de forma artificial, por instinto de supervivencia y poco mas. La llegada de la primavera y los primeros rayos de sol y calor te inyectaran una especie de adrenalina embustera que no tardara mucho en desvanecerse para volverte a sumergir en tu hábitat natural que, no es otra que, la crisis y el declive. Los únicos recuerdos que coexistirán contigo son los de todo aquello que no hiciste o todo aquello que dejaste pasar, todo el tiempo desperdiciado en pensar, o todo el tiempo mal gastado en chorradas efímeras que no aliviaban tu aflicción y desconsuelo ni por un minuto. Feliz 2035. Patxi Sagarna