Creo que, pocas veces he sido consciente del poder de la música a la hora de trasladarte a escenarios pasados, a momentos que si no fuera por esa canción concreta serias incapaz de recordar. Esa melodía que hacia años que no escuchabas, de repente, tiene la capacidad de reconciliarte con algún pasaje concreto, un aroma, una situación. Es capaz de situarte en el minuto exacto de algún lugar. Te permite olfatear en el pasado con una intensidad exquisita. El momento es mágico pero breve, como si la nostalgia tendría la suficiente inteligencia como para no dejarnos distraernos mucho tiempo en su regazo y, de paso, no convertirse ésta en un ejercicio de desgarro emocional, en una peligrosa luna de miel al pasado. Tambien, es cierto que, tiene un efecto agradable y hasta sedante si uno lo administra bien y en pequeñas dosis, porque un abuso de añoranza o morriña puede ser el termómetro de que algo no va bien, dé que uno va camino directo a un especie de desorden anímico folclórico emocional , y que le puede terminar invadiendo una sensación un tanto deprimente o de excesiva melancolía. La música no te va a devolver nada de lo que perdiste, no te va ha dejar volver atrás a recuperar aquel tiempo perdido, mal gastado o simplemente vivido. Pero mediante su magia, podrás hacer pequeñas incursiones en tu interior en forma de memoria o recuerdo. La melodía, te permite abrir tu libro "de cuentas" de vez en cuando para echarle un vistazo y hacer balance. O simplemente ,te concede el privilegio de rememorar, de recordar lo que eras y como eras cuando sonaba aquella canción que, quizás, en ese momento, no le diste demasiada o ninguna importancia, y que sin embargo ,ahora, adquiere un valor emotivo especial. Aquí os dejo una de esas canciones a las que yo jamás le di la mas mínima importancia, y que sin embargo, ahora, me reconecta de una forma muy grata con una época . Mientras ,me comeré un bocadillo de lentejas con croquetas de mosca rebozadas en salsa de tomate con vainas y patê de anguila con mermelada.Patxi Sagarna