domingo, 11 de febrero de 2024

TU TAMBIEN MERECES UN OSCAR

 El otro día recordaba una escena de una película de Woody Allen en la cual, este, tiene que fingir la risa mientras un cómico mediocre y de poca monta le cuenta una serie de chistes ridículos, absurdos y desfasados. Mientras lo rememoraba, pensaba en las veces que hemos tenido que sacar a relucir nuestras dotes interpretativas en situaciones similares, es decir, cuantas veces habremos tenido que forzar nuestra sonrisa o carcajada en situaciones que no nos hacían ni puta gracia, o lo que es peor, para satisfacer el ego de alguien que pensaba poseer dotes interpretativas para la comedia. Pero ya puestos a tirar del hilo he evocado otro tipo de momentos en los cuales uno ha tenido que interpretar el papelón de su vida. Recuerdo un par de veces que me invitaron a comer y el plato estrella era una comida con casi todos los ingredientes que yo aborrezco. La situación rozaba el verdadero cataclismo, ni siquiera un actor forjado con el método Stanislavski hubiera podido hacer una representación con tanto nivel. Por una lado, intentaba digerir de manera forzosa la comida mientras mi mente me proyectaba la imagen de una taza de wc para ir a vomitar,  y por otro, mi cara tenia que estar en armonía con la del resto de comensales, participando en la conversación y simulando que todo estaba cojonudo. Otros por mucho menos tienen un Oscar y viven del cuento. Otro tipo de situación incomoda y un tanto violenta en la que uno se tiene que esforzar lo que no esta en los escritos es, cuando coincides por alguna razón, con alguien a quien no soportas y para colmo, el sentimiento es mutuo, es decir, el tampoco te aguanta a ti. Los minutos de ese tipo de encuentros se hacen infinitos, y mientras pones una cara de autentico estúpido, por tu cabeza van pasando imágenes o frases poco amigables y de carácter un tanto violento. Tu cara y tus pensamientos están en total desarmonía y en situación antagónica. Por un lado, pones un careto benévolo, mientras por otro y mentalmente le estas inflando la cara a hostias al que tienes enfrente. Hay otro tipo de actuaciones mas cotidianas, como la de que alguien te este contando algo soporífero o adormecedor, y mientras tu pones cara de interés tu cabeza esta pensando en el par de huevos con chorizo que te vas a comer cuando llegues a casa. El tema de las fotos suele ser también un serio problema con el que hay que emplearse a fondo interpretativamente hablando. Hay personas que se empeñan en sacarte su álbum de fotos, unas fotos generalmente horrorosas, de hace 30 años, pero que bajo su percepción están llenas de algún tipo de encanto o belleza que uno no llega a percibir por ningún lado. Son ese tipo de fotos que generalmente ves en las lapidas de los cementerios cuando vas a visitar la tumba de algún familiar. Fotos envejecidas por el tiempo y que tienen cierto toque folklorico fantasmagórico. 

Por otro lado, mis registros para "interpretar" papeles dramáticos son bastante limitados, no me manejo nada bien en el drama, no tengo la preparación suficiente, me limito a poner cara de afligido y no abro mucho la boca. Cuando me dicen, por ejemplo, que ha fallecido el cuñado del primo del hermano de no se quien, generalmente no acierto a mostrar la emoción correspondiente, me cuesta meterme en el papel del abatido o apenado. Tampoco lo es el sexo. Con este ultimo, lo mas que he logrado es fingir un orgasmo mientras me masturbo. En definitiva, seguro que este escrito te ha recordado alguna de esas "actuaciones" tuyas de Oscar. Patxi Sagarna.