lunes, 27 de octubre de 2014

TERTULIAS DE COLOCON

Me encantaban aquellas tertulias de colocón, es de lo poco que hecho de menos de la noche, ahora hago alguna incursión discreta en alguna de ellas so pretexto de alguna salida y lo hago en condición de observador o infiltrado. 
Me encantaba esa actitud de lealtad y compromiso que le entran a uno cuando los grados empiezan hacer su efecto, ese hermanamiento nocturno entre personas que muchas veces ni siquiera se conocen de nada pero se confiesan el uno con el otro como si fueran compadres de toda la vida, de repente te conviertes en una especie de El Mesias al que le preocupan todas las preocupaciones de sus semejantes. 
Recuerdo aquellos colocones creativos en los que siempre te proponías empezar un montón de proyectos pero a partir del lunes, ademas a un colocado en pleno subidón le puedes pedir cualquier favor que no te negara nada, el impulso de camaraderia entre copa y raya puede resultar hasta conmovedor, evidentemente el nivel o grado de camaraderia depende de varios factores, pero lo que mas influye es la calidad de las sustancias y el copeo que te estés metiendo entre pecho y espalda, por que un exceso de confianza depende a que horas de la noche puede terminar a ostias. El deseo por triunfar con algún tipo de actividad sexual también suele ser motivo de la ruptura de la armonía borracheril, pues a veces con las prisas terminas echándole los tejos a la parienta de tu colega y lo que empezó de fiesta termina en el hospital o a sopapos.  
Pero el síndrome del afectado-colocado roza el éxtasis cuando hay muerto de por medio, el 40% tenia algún tipo de amistad con el finado (alguno hasta con su mujer), el otro 30% estuvo charlando casualmente con el ayer o anteayer, el otro 30% se mantiene mas prudente, necesitan un par de copas mas para empezar a opinar (estos son los peores, vienen con efecto retardado), pero todos tienen alguna aventura o recuerdo con el fiambre y el que no se la inventa. El grado de amistad con el difunto aquí también varia, no es lo mismo la amistad que podías tener con él a las dos de la mañana que a las 5 de la mañana que ya era mucho mas mas profunda, es decir, erais como hermanos. Pero con los primeros rayos de luz se empieza a desvanecer toda la terapia funebre-festiva, las intimas amistades, los proyectos, los favores quedan reducidos a un dolor tremendo de cabeza con su consiguiente resaca. Llegas a casa, abres el frigorífico y aun queda una cerveza……haz tu los honores…. que yo prefiero estar muerto.