domingo, 3 de septiembre de 2017

LA HOMEOPATÍA, LA FARMACÉUTICA, PAULINA Y OTRAS HIERBAS

Desde que tuve un accidente de autobús, la espalda y la zona lumbar me juegan malas pasadas. Llevo varios días así. El médico de guardia me ha recetado unos sobres y entre sobre y sobre me ha dicho que me “atiborre” a nolotiles .A mí los medicamentos que no tengan componentes que terminen en ina …la verdad es que no me inspiran demasiada confianza, de hecho, mi primera novia era todo un presagio ,se llamaba Paulina y de apellido Urbina.
Acabo de dejar a un amigo, es tarde y voy a coger el autobús, veo una farmacia abierta a lo lejos y decido ir a comprar los malditos sobres.     Hay tres mostradores, y la farmacéutica una señora de unos 60 años está en el primero. Le doy el papel y ella me contesta que ese mostrador es solo para productos de homeopatía, al mismo tiempo que me pregunta que es lo que me ocurre. Le cuento la historia y me sugiere que tome unas bolitas que ella misma toma por una serie de contusiones que tuvo en la  espalda, yo miro el bolsillo (ando tieso de liquidez) pero al final me convencen sus argumentos folklórico-homeopáticos .Por si las moscas paso al siguiente mostrador (que es el de medicina convencional) para recoger la receta y asegurarme el “éxito”. Viene la misma señora y me pregunta, ¿qué quieres chaval? Yo le contesto que soy el mismo que hace 5 segundos estaba en el otro mostrador, y que no es que no me fíe de las bolitas, pero por si acaso quiero coger el medicamento que me ha recetado el médico, ella mira la receta y mientras busca el potingue me habla de lo milagroso del mismo, que es mano de santo, que ella lo tomó para no sé qué narices y que le funcionó de perlas. Tómate tres sobres chaval (lo de chaval me produce un efecto casi-curativo) y ella que es mas psicóloga que farmacéutica lo sabe .Al ir a salir de la farmacia me paro en el tercer mostrador a leer un cartel, inmediatamente tengo ahí a la señora otra vez ,¿te interesa algo chico? me pregunta ,mientras que con la otra mano me señala una pomada que me podía ir muy bien para la espalda. También me indica un bote que contiene unas píldoras que tienen no se qué vitaminas o componentes y que según su infalible ojo clínico me vendrían como anillo al dedo. Yo, que soy alérgico a la moderación termino comprando el lote entero con el consiguiente  riesgo de acabar  la noche en urgencias haciéndome un lavado de estomago. Porque claro, aparte de lo recetado por el médico y lo sugerido por la farmacéutica, ahora hay que añadir mi propio diagnostico, el de los amigos y el de internet(con sus  consiguientes recetas o remedios caseros)y esos sí, esos son para terminar en la UVI, en un after hasta las tantas de la madrugada, en el proyecto hombre  o en comisaría. La última vez que tuve un dolor de muelas vino mi colega Trosky (de profesión sus trapicheos) me trajo dos pastillas, me las tomé y no recuerdo nada mas. No sé si me desvalijó la casa o me dio por las tabas, eso sí, el dolor de muelas desapareció. En definitiva amigos, un día como otro cualquiera. Mientras me comeré un bocadillo de garbanzos con codeína rebozados en salsa de queso con aspirina y crema de morfina al ajillo con callos .Patxi Sagarna.