miércoles, 23 de abril de 2025

EL DIA DE LOS GAMBOSOS

 Se aproxima el uno de mayo. Si tiene algo especial hoy en día esa fecha para los y las trabajadoras es que es festivo, poco mas.

En cuanto a los sindicatos y sus reivindicaciones, hace tiempo que eso se parece al día de las fuerzas armadas en versión sindical. Todos los "generales" sindicalistas de mas alto rango hacen un desfile pancarta en mano por las principales calles de diferentes ciudades. Un paseo de los zánganos de turno subvencionados por el gobierno de turno que los mantiene a raya a base de asignaciones económicas y marisco. Los mismos que, cada vez que consiguen una miseria para los trabajadores y trabajadoras nos lo venden como un gran triunfo. Una pandilla de vividores que en muchísimos de los casos no han pegado un palo al agua en su puta vida. Esos que tienen alergia a las barricadas, si es que alguna vez estuvieron en ellas. Esos que como viene siendo muy habitual en la "izquierda " actual han nacido en su mayoría entre despachos, acostumbrados al despilfarro, el cachondeo y los focos. Habituales en tertulias o programas de televisión nefastos, esos que todos los días nos proporcionan nuestra habitual dosis de pánico o terror, con discursos catastróficos de guerra, cambios climáticos, virus, cataclismos, recesión y todo un manual de charlotadas cansinas que, no tiene otro fin que el de despistar otras realidades que están a pie de calle y son bastante mas visibles y preocupantes para los ciudadan@s. Sicarios al servicio del poder, al que tienen prohibido inquietarle lo mas mínimo. Esta cuadrilla de gandules se erigen como galantes de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y lo dicen sin sonrojarse. Están bien adiestrados y no incomodan los mas mínimo ni al Estado ni al capitalismo, al fin y al cabo, ellos forman parte del fraudulento sistema. Hay que irse hasta el 2012, con la reforma laboral del incompetente Rajoy y toda su cuadrilla de saqueadores para ver que, desde entonces, e incluso entonces, los sindicatos en este Pais son como las bolas del árbol de navidad, un mero adorno que, en muchas ocasiones, sirven para tapar lo podrido que esta el árbol desde su raíz. Yo, mientras unos se inflan a gambas, me comeré un bocadillo de txancleta al horno con olor a pies y salsa de pelos de sobaco sudorosos con garbanzos revueltos en vómitos de lagartija de Málaga. Patxi Sagarna