lunes, 14 de abril de 2014

Las pipas, la pareja y yo

Hace buen tiempo, así que me siento un rato en el balcón para ver pasar a la gente mientras practico ese deporte que tanto nos gusta que es el de despotricar de todo hijo de vecino, mientras observo a los transeúntes mantengo un dialogo interior conmigo mismo, ya sabéis, (mira el zipote este, la panfila esa y otras cosas que no me atrevo a escribir). Situarse uno por encima de los demás es una forma un poco cruel de subirse la autoestima pero que con tontos como yo muchas veces funciona. De repente mi mirada se centra en una pareja que esta sentada en un banco, el esta mirando no se sabe donde y ella hace mas o menos lo mismo, para cuando me doy cuenta llevo mas de media hora observándoles, ni una palabra entre ellos, el se levanta, va al quiosco de enfrente y compra una bolsa de pipas, le ofrece a ella y esta con un gesto de aburrimiento le contesta con la cabeza que no, sigue el silencio entre ellos, esta vez interrumpido por el chasquido de las pipas. Una mujer de edad entra en escena, imagino que es la madre de alguno de los dos, se sienta en el medio como intentando romper ese muro de silencio invisible, habla de algo pero lo único que obtiene como respuesta es la indiferencia de ambos, pues ella mira al movil y el sigue comiendo pipas, (a veces se levanta para devolver la pelota de unos chiquillos que están jugando ahí cerca)..Al final la mujer se levanta y se marcha, la veo caminar triste, atrás deja una muralla de silencio a la que le es imposible volver a soñar. Empieza hacer fresco, así que me retiro para mis aposentos mientras pienso ”espero no sentarme a comer pipas en mi vida” patxi sagarna..