lunes, 26 de septiembre de 2016

QUE OCURRIÓ REALMENTE EN ALCASSER?

Estaba ojeando un vídeo sobre las investigaciones que se llevan a cabo por la desaparición de Diana Quer, la joven de un municipio de La Coruña.Observo que a mano derecha de la pantalla me sale un reportaje sobre los crímenes de Alcasser, aquel trágico suceso que mantuvo en vilo a todo el país en 1992. Inmediatamente surgen un par de preguntas en mi cabeza: ¿Qué fue de Antonio Angles? ¿En qué termino todo aquello? Guardo un vago recuerdo de esos interminables días, me viene a la memoria la imagen de algunos periodistas comportándose como verdaderos perros de presa, mas en busca del morbo que de la noticia, a una esperpéntica Nieves Herrero en uno de los shows más vergonzosos de la historia de la televisión .Después, cuando realmente había que realizar labores de periodismo de investigación, cuando empezó a brotar en el ambiente que aquello no parecía ser obra de dos simples delincuentes, que podían estar detrás personas de las màs altas esferas, la mayoría prefirió mirar hacia otro lado. 
La verdad de aquel espeluznante episodio podría haber puesto en peligro los cimientos en los que se sustenta el “estado de derecho”.  Ni si quiera en el argot de la criminalidad se le pudo poner nombre a semejante barbarie. Un dato que lo dice todo, es que en las jóvenes se encontraron restos púbicos de al menos nueve personas, ninguno correspondía a Ricard ni Angles, ensañamientos brutales, no voy a entrar en detalles que ni siquiera la mente más obscena, sucia, vil y depravada podría llegar a imaginar.Por primera vez oímos hablar de “el clan de la Moraleja”, de películas o imágenes snoff, de rituales de signo satánico (una de las niñas tenia incrustada una cruz de Caravaca utilizada en ceremonias de magia negra o de carácter diabólico). 
Parece ser que uno de los autores, o colaboradores, o cómplice  de aquel crimen , enfermo y arrepentido decidió entregar un vídeo al cura de Alcasser bajo secreto de confesión, vídeo que fue a parar a manos del padre de una  de las jóvenes, Fernando Garcia y del criminólogo Juan Ignacio Blanco, esta cinta fue entregada o se intentó entregar al Ministro de Interior de entonces, contenía el nombre de al menos cuatro personas. A partir de ahí el caso entro en una espiral de presión con amenazas, juicios, multas, juzgados  hasta el punto (según informaciones de la época) de que Juan Ignacio Blanco guarda en su poder una copia como seguro de vida. Seguramente de este escabroso capitulo nunca sepamos toda la verdad. Quizás los autores de semejante crueldad y sadismo, sean ya ancianos orgullosos de ostentar el primer puesto en el ranking de la brutalidad criminal.

Estamos acostumbrados a ver como en este país se traspasan las líneas rojas con mucha frecuencia y facilidad, mientras nosotros ,viajamos de solidaridad en inconstante solidaridad dejando un montón de muertos por el camino. Es vergonzoso y humillante ver como este sistema nos pone una y otra vez de rodillas. Presumimos de ser los abanderados de la tolerancia cuando no somos más que una pandilla de resignados bocazas .Solo así encuentra uno explicación a que el estado, sus cloacas y barrios colindantes nos den por el culo cada dos por tres sin que tenga la mas mínima consecuencia. No hay día en que uno no se avergüence de ser ciudadano de este ya corrompido planeta, lo hemos enfermado emocionalmente, lo hemos saqueado, lo hemos contaminado, lo hemos asesinado, y no sería de extrañar que un día se cabree, suelte un estornudo y nos mande a todos a tomar por culo. Patxi Sagarna.