domingo, 15 de julio de 2018

SE NECESITAN PENES, CULOS Y BUENAS TETAS PARA UN ANUNCIO DE LENTEJAS



El otro día me quede paralizado frente al televisor en un estado semi comatoso, de  bloqueo y babeo mental mientras iban pasando por delante de mi atontada  mirada un anuncio tras otro. Esto está degenerando tanto (me dije) que cualquier día veremos a la manada anunciando profilácticos. Si para anunciar el tinto  de verano, que no es otra cosa que el puto vino guarro de toda la vida con gaseosa, tienen que recurrir a un desproporcionado exceso de traseros y  escotes, el día que anuncien Viagra por televisión esto va a parecer Sodoma y Gomorra. Y qué decir de los anuncios de cremas solares, solo faltan las manos solidarias de los vecinos  frotando  la espalda de los anunciantes, para después  terminar  todos embutidos en  cosmético y en medio de una orgía de barrio monumental. Uno al final, no sabe si lo que estaban anunciando era una crema para el sol, un lubricante o un nait club. Lo de los preservativos tiene su punto, siempre están encima de la mesa, o de posa vasos y en un lugar visible, es decir, de improvisación nada de nada,  la intencionalidad  de follar es clara desde un principio.
Hay tal grado de mensaje subliminal de contenido sexual en la publicidad, que  ya no sabes  si te están anunciando un cepillo de dientes eléctrico o un consolador. Y si ya nos metemos de lleno en los anuncios de bebidas refrescantes apaga y vámonos, eso es lo más parecido a una bacanal o una Stripper Party .No sería de extrañar, que en un futuro cercano saldrían bellos cuerpos estilizados, luciendo torso y figura, con grandes cabelleras o melenas, en una  playa del Caribe en tanga o tapa rabos, o en una discoteca de Miami Beach, para terminar anunciándonos unas “magnificas “sensuales y afrodisiacas sesiones de quimioterapia.
Supongo, que detrás de todo esto habrá un montón de gilipollas publicistas, de estos que ahora se hacen llamar agresivos, con exceso de películas americanas, engominados en plan Michael Douglas en el LOBO DE WALL SRTEET, con trajes y zapatos caros, y esos calcetines finos que por algún motivo que desconozco dejan un olor a pies insoportable. Tipos que no saben anunciar una aspirina o un paquete de lentejas sin poner un culo, dos tetas o un poster de bomberos, estúpidos tontolabas, simplones, retrógrados y repetitivos, y que viendo su bochornosa y casposa publicidad, hasta una película de Esteso y Pajares a su lado parece  progre. Seguimos anclados en la España de las suecas y los Rodríguez, con menos celulitis y unos cuerpos un poco más atléticos pero con una sesera publicitaria que atufa a podredumbre. Yo, mientras veo más anuncios me comeré un bocadillo de anchoas untadas en crema nívea con riñones de mosca al jerez y caldo de uñas de dedo meñique de lagartija.  Patxi Sagarna